No me rindo en el intento, aún cuando eso signifique perder otra vez.
Ya que todo extraño que pregunta, el por qué de este cuento, ha de entender mis razones al amar.
Que mi reino comienza en tu pelo y en tus ojos termina mi andar.
Que el mundo es tan pequeño y en tu pecho habita el cielo que una vez quise explorar.
Que tu cuello es mi desvelo, mis excusas, mi desván.
¿Cuándo seremos lo que nunca hemos sido?
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